miércoles, 28 de agosto de 2013

NO TODO VA A SER FOLLAR (CON PERDÓN)


      
 
      
Me apetecía leer un novelón romántico y, para ir cerrando las vacaciones estivales, me he decidido por Rafael de Lamartine. Este pobre, que era cuasi un angelo di Dio, se enamora de una mujer enferma con la que sufre y viaja y termina… Leed la novela con esos bellos paisajes de la Saboya, con el París a donde se va Rafael para estar con su amada, con ese lago que luego inmortalizaría en sus conocido poema Le lac. Ya sé que me vais a decir que todo es muy romántico, que, en estos tiempos de amores de aquí te pillo aquí te mato, este amor  del que habla Lamartine no se va a comprender. No importa; hay que difundir este amor romántico que provoca un estado que debe parecerse  “al estado del alma, a la vez estática y viviente en Dios”. Sé que en un mundo en el que se ha eliminado a Dios o, como dice José Jiménez Lozano, se lo han llevado a una residencia de ancianos, estas líneas pueden   sonar extrañas, como una vieja prenda olvidada en un baúl. Sin embargo, a mí, que soy un anacrónico por nacimiento y por convicción, estos amores tan puros y tan románticos, me vuelven loco.

Hay que ser rebelde hasta en la manera de vivir el amor y, en tiempos de liberación ad nauseam, regresar a estos amores que son capaces de que los personajes, como Julia, la protagonista junto con Rafael, se expresen así:

         El sentimiento que nos angustiaba al uno por el otro ya no será para nosotros el amor, sino una santa y deliciosa adoración. ¿Me comprendéis, Rafael? ¡Ya no seréis Rafael: seréis mi culto de Dios!

Y es que, como bien dice una canción de Krahe, no todo va a ser follar (con perdón).

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