martes, 24 de septiembre de 2013

DESDE PALENCIA CON AMOR


 
Hay un tipo de poesía que quizás no sea de altos vuelos, pero que nos resulta familiar como si fuera nuestra propia madre la que nos va leyendo los poemas en voz baja mientras nos acuesta. Algo así he sentido al leer los poemas de Carmen Quintanilla Buey, una poetisa palentina que ya sólo por ser de Palencia tiene mi simpatía. No es poesía para intelectuales que estarán enfrascados a estas horas en algún libro de Deleuze, pero nos hace volver a casa. Gracias, doña Carmen.

CALLEMOS, MI AMOR…

Callemos, mi amor, callemos.

¿A qué mundo podemos contarlo?

¿En qué oído podemos decirlo?

¿En qué mente podemos grabarlo?

¿En qué ambiente podemos vivirlo?

Si no hay nadie capaz de admíralo,

ni un mal cura para bendecirlo,

ni un amigo para venerarlo,

ni un pariente para permitirlo…

¡Callemos, mi amor, callemos!

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