martes, 24 de diciembre de 2013

GRACIAS, NIEBLA



 


         En estos días de niebla propios de las tierras pucelanas, se me ha venido al recuerdo este poema de Auden que viene que pintiparado para la ocasión. No le copio completo, sino que selecciono un fragmento y lo cierro con el agradecimiento de Auden a la niebla.

 

Enemiga acérrima de la premura,

desalientas a conductores y aviones,

los que vuelan, claro, te maldecirán,

pero cómo me alegra

que hayas consentido en visitar

la hechizada campiña de Wiltshire

durante una semana entera de en Navidades,

que nadie pueda escabullirse hasta donde mi cosmos

se ha contraído

en una antiquísima casa solariega

y cuatro yoes, unidos por la amistad,

Jimmy, Tania, Sonia, Yo.

Fuera, un silencio informa,

pues incluso esos pájaros cuya sangre

es lo bastante briosa como para permitirles

morar aquí el año entero,

como el mirlo y el tordo

ante tu estribillo zalamero

sus jocosas interjecciones

ningún gallo considera grito,

apenas visible, las copas de los árboles

no susurran sino que permanecen ahí,

condensando tan eficientemente

tu humedad en gotas equívocas. (…)

Gracias, Gracias, Gracias, Niebla.

 

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