martes, 27 de mayo de 2014

EL HUMOR DE LUIS DE TAPIA





¡Gracias, amigo Luis de Tapia por hacerme reír con tus versos en estos días de dura crisis! Al hilo de la lectura de esta antología tuya, pensaba yo en los poco que se cultiva este tipo de poesía humorística en España  y la falta de crédito que tendrían quien hoy tuviera la osadía de dedicarse a ella. Ya no hay apenas estas columnas de versos en los periódicos; ni siquiera sé si en mi “Norte” sigue escribiendo Ansúrez. Recuerdo los romances de Jaime Capmany (espectacular el de El Rey en bolas) o los  versos de Alfonso Ussía que recogió en un libro que se titulaba Fustazos y caricias. En medio de esta sociedad crispada, no vendría mal el toque de humor crítico. Pero es que quizás este tipo de poesía, muy en boga durante las primeras décadas del siglo, se ve alicaída por la falta de humoristas en general que a su vez se debe, a mi modo de ver, a la falta de cultura, incluso de la más elemental. Para entender los chascarrillos de Tapia hay que conocer un poco la realidad de la época en la que escribe y tener algo de aquello que se llamaba Cultura General y que borró la ESO. Mi buen amigo José Ángel Fernández de la Calle, hombre muy bromista y practicante de yoga, decía que para hacer gracia había que tener inteligencia. ¿Será por eso que me hacen ya poca gracia los humoristas que ponen de higos a brevas por la tele? A mí, desde luego, Luis de Tapia me ha hecho reír porque era un tío inteligente que practicaba un humor inteligente. Y no sólo tengo yo esta idea porque de esa misma manera de pensar eran Ramón Pérez de Ayala o don Benito Pérez Galdós.

Como botón de muestra os copio este soneto a Cibeles en su fuente del prado antes de que el Madrid ganara la décima copa de Europa:

Serena, porque así lo quiso el arte,

altiva en tus helénicas facciones,

camina sobre un carro de leones

hacia os templos de Mercurio y Marte.

 

Caen tus paños, plegados al sentarte,

como caen de las chulas los mantones

cuando van, de verbena, en los simones;

que eres de Grecia y de Madrid en parte.

 

En invierno eres diosa, con mortaja

de agua deshecha en congelados lloros…

Pero en Abril, cuando mi pueblo baja

por “Alcalá!, en estrépitos sonoros,

más que diosa pareces una maja

que vuelve en su calesa de los toros.

1 comentario: