lunes, 26 de enero de 2015

ACOSTARSE CON MACISTE


 


         Mi compañera de latín me pasó en las Navidades Una novelita lumpen del chileno Roberto Bolaño, un autor del que no había leído nada, salvo los comentarios en los que pone a parir a todo colega y que aparecen en ese curioso libro que se llama Escritores contra escritores. Los perros románticos, lo tengo escrito en este blog, no me gustó: es prosa cortada en trozos para que parezca poesía. Tampoco el Otoño en Gerona que acabo de terminar y que ya analizaré junto a los otros tres libros que presenta el volumen. La lectura de la tal novelita lumpen me ha hecho reír mucho porque, aunque Bolaño pretende que nos aflijamos con la vida tan lumpen de la protagonista, el hecho de que “las veamos venir dende la era” como decía Floro, vecino que fue de Laguna de Duero, y, en segundo lugar, el que la muchacha, tras acostarse con los amigos de su hermano (eso estaba tan cantado como los muertos en el spaghetti western que se iban cantando y contando en los cines de barrio) se acuesta (¡manda carallo! que diría uno de Pontevedra) con el actor ya un tanto “ajado” que protagonizaba aquellas películas de péplum de serie B que se conocía como Maciste y de las que tenemos un montón para no elegir salvo que estemos algo sobrados de tiempo o mal de la chimenea. A mí, el que esta señora, que tantos hombres ha probado y que tantos hombres la han catado, acabe en los brazos de un ajado actor que protagonizó a Maciste en sus años mozos me parece hilarante, vamos, para partirme, con perdón, el culo. Será que no veo el existencialismo de estos personajes que todo lo curan, como una variedad de monos, dándole al fornicio.

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