sábado, 31 de enero de 2015

LA BIEN PLANTADA


No he leído mucho de Eugeni D’Ors, el abuelo de ese poeta al que tanto admiro que es Miguel D’Ors y con el que comparto el río Almofrey. Ha tiempo, leí El valle de Josafat y ahora, tras una cita que aparece en un libro de García Serrano,  me decido por la lectura de La bien plantada. La obrita (es una novela que no supera las 106 páginas en la edición de Calpe del año 1920) trata sobre una mujer llamada Teresa que representa el ideal femenino de la elegancia de este barcelonés de Atenas. Poco leído, D’Ors merece relecturas de su palabra culta, casi en griego clásico. Para los intelectuatas, le ha perdido el que escribiera en el Arriba y que fuera bilingüe en catalán y en castellano; o que, entre sus amistades,  se contara mi muy admirado Foxá del que no me puedo contener a referir esta anécdota.

         D’Ors estuvo en El Pardo viendo a Franco y, al volver a la tertulia en la que participaba Foxá, éste le pregunto:

-         ¿Qué tal?

-         Bueno, Napoleón , en Weimar, estuvo más atento con Goethe.

-         Maestro, usted no es Goethe.

-         Tampoco él es Napoleón.

 

Me está esperando en mi anaquel de lista de espera “Tres hora en el Museo del Prado” que seguro que será un placer leer. Ya os contaré.

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