lunes, 27 de abril de 2015

DE TAL PALO, TAL ASTILLA


Me gusta mucho Pereda. Hecha esta declaración de principios, uno ya puede seguir escribiendo lo que le venga en gana porque decir lo que acabo de decir es como salir del armario de la literatura. Ya nadie lee a Pereda porque su modus vivendi y el de sus personajes está demodé, pero yo disfruto enormemente con sus novelas quizás porque este mundo actual no es mi mundo y estoy más en el mundo perediano que en éste. En esta novela, De tal palo, tal astilla, está Pereda en su estado más puro  con ese padre ateo que “crea” un hijo ateo y que se echa una novia de recia formación cristiana. La novela acaba mal, pero está muy bien escrita (una cosa, que yo sepa, no impide la otra)aunque Pereda, como diría Manolo Cambronero, barra para el convento. ¿Acaso no barren otros para sus conventos laicos? Mi querido don José María de Pereda, ¡quién lo hubiera conocido en las playas de nuestro Sardinero para que me hablara de ese mundo suyo que también es el mío!

 

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