jueves, 3 de marzo de 2016

GIOVANNI STUPARICH






Me gusta Trieste, ciudad que siempre me ha sonado mucho porque mi padre trabajó en el edificio Trieste, en  la madrileña calle de O’Donell y porque en ella nació Claudio Magris, ese que se recorrió el Danubio y que lo contó en un libro y que, llegando a Bratislava, tuvo el deseo de beberse una cerveza como un servidor tuvo el deseo de tomarse un poco de mantequilla en Soria y el deseo se convirtió en oscuro objeto. Pues en Trieste, el puerto del imperio austro – húngaro, que se asomaba al mar por esta ciudad istriana, nació este escritor, Giovanni Stuparich, del que me he leído Un año de escuela en Trieste, la historia de una chica en el Instituto de la ciudad, que está bien contada. No se acaba la literatura italiana en la Divina Comedia, como decía Borges con mala leche de vacas argentinas, sino que sigue pujante en el siglo XX. Es cierto que el libro de Magris se pone algo pesado, pero eso ya es otra historia.

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