jueves, 3 de marzo de 2016

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ





He tardado muchos años en leer a Sor Juana Inés de la Cruz y, la verdad, ahora que la he leído, siento no haberlo hecho antes. Escribía muy bien esta monja a la que tenía a la espera de mi atención. Amor humano y amor divino se mezclan en sus poemas como era costumbre en el barroco con los tonos divinos y los tonos humanos sin que unos les impidieran a los otros ni los estorbaran. No descubro nada si os digo que estamos ante una poesía de altísima calidad. Y es que ya con llamarse como nombre de religión, de la Cruz es un grado en poesía. Leed este poema y me lo contáis.




A una Rosa

Rosa divina, que en gentil cultura
Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.

De tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.

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