domingo, 2 de octubre de 2016

FOSFORITO



En aquel viejo quiosco de Las Delicias, justo enfrente de Las Jarillas, la finca en donde el rey Juan Carlos pasó su infancia, había un disco de Fosforito y en aquella niñez tan feliz con Javi y Pablito Gascó, cuyo padre era guarda del canal de Santillana y llevaba un uniforme azul que era parecido  al del séptimo de  caballería, su nombre me llevaba a las cerillas. Cosas de niños. Más tarde, viajando con mi padre a El Pardo,  a los merenderos de Flora Barragán o de Mingorrubio no faltaba el cante de este cordobés acompañado a la guitarra de Paco de Lucía. Lo he seguido oyendo muchos años porque Fosforito es un clásico del flamenco irrenunciable para cualquier aficionado. Nacido en 1932 en Puente Genil, tierra de los membrillos, Antonio Fernández Díaz ha ganado todo lo ganable y más en premio flamencos y sigue, Deo gratias, inter nos. Su voz aborda los cantes más variados con igual finura y precisión, precisión que tomó de cuando cantaba para el baile. Ya no existe aquel quiosco de Maruja y Pablo, pero el cante de Fosforito aún se oye en mi casa en estas tardes de septiembre en que parece que todos volvemos al colegio.

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