sábado, 29 de octubre de 2016

LAS CENIZAS DEL PAPA



De nuevo la voz del papa Francisco causa escándalo por decir la verdad. ¡Qué mal están los tiempos cuando hay que demostrar lo evidente!  Resulta que, ante el desconcierto que hay en la sociedad con el tema de las cenizas, el papa quiere poner un poco de orden teniendo siempre como mira la dignidad del hombre, tanto en su cuerpo, como en su alma. Nunca la Iglesia católica ha condenado al cuerpo, es más, le da tanta dignidad como al alma y por eso, la Resurrección, con Cristo y en Cristo, será con esa realidad misteriosa e incomprensible que es el cuerpo glorioso. Ante de seguir, quiero quedar bien claro que el papa habla para los católicos, es decir, que los no católicos pueden hacer con sus cenizas lo que les pete o guste. Sale al paso al papa de las mil extrañas maneras que últimamente hay para conservar a nuestros seres queridos: en fotografías en las que usan las cenizas para “dibujar” al difunto; joyas de dudoso gusto que ni el conde Drácula se pondría; esparcirlas por los sitios más insospechados como campos de futbol  o plazas públicas. El papa nos recuerda que esas cenizas son polvo, sí, pero como Quevedo dixit, “polvo enamorado”; que son los restos de un ser humano que sintió, gozó y lloró; que esas cenizas son los restos de  esas médulas que “ a todo un dios prisión han sido”; que esas cenizas “tienen sentido” y que por tanto no se pueden repartir entre los familiares como si tan sólo fueran un elemento mineral más. El papa nos recuerda que hay sitios preparados para que nuestros seres queridos, y nosotros mismos el día de mañana, attendamus resurrectionem mortuorum ad resurgendum cum Christo. Eso es lo que recuerda el papa, que defiende la dignidad del hombre desde antes de nacer hasta que ya es ceniza, pulvis et umbra que dijo Horacio. Eso, ya veis. Ni más, ni menos.

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