sábado, 7 de enero de 2017

MEMORIAS DEL ESTANQUE


Hacía tiempo que no leía un libro tan bello, tan cuidado en su prosa como éste del maestro Antonio Colinas en el que el estanque, ese estanque en el que se ve reflejada nuestra vida, le va recordando sus años pasados. El libro no son unas meras memorias, sino que es algo más, es la visión poética de los lugares y las personas que configuraron la vida del poeta de La Bañeza. Bellísima la parte dedicada a Ibiza, desde que llega con la luz de la mañana al puerto, hasta el momento, veintiún años después, en que se va de la isla para ir a parar a otra luz, la luz de oro del ocaso salmantino, pero también bellísima las partes del libro dedicadas a esa otra luz de las tierras del noroeste, esos paisajes dominados por la fuerza telúrica del monte Teleno a cuya cima asciende el poeta para encontrarse con los símbolos que  configuraron su infancia y, por ende, su vida. Mucho se aprende el libro de este hombre prudente, alejado del mundillo literario y buen poeta. Gracias, maestro Colinas, por haber escrito este libro, por hacer que yo también acuda a mi estanque, a mi acequia de la infancia, para que en ella vea reflejada mi vida desde aquellos remotos días en que los zapateros andaban, como Cristo, sobre sus aguas y también por enseñarme a mirar las estrellas y a descubrir su mensaje. Hay libros que no se pagan con dinero ni con nada tan sólo con poner en práctica lo mucho que nos enseñan.

 



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