lunes, 20 de febrero de 2017

EL GEN ROJO


Parece mentira que un hombre de tanta cultura, tan aficionado a la música de Wagner y que tanto significó en la enseñanza de la psiquiatría en España pues fue el primer catedrático de esta especialidad médica en España al ser nombrado en 1947, defendiera con absoluta convicción una teoría tan estúpida, pero que él argumentaba de manera absolutamente irrefutable ( para él, claro). Hablo del padre del doctor Vallejo – Nájera, ilustre psiquiatra mediático que falleció en 1990.  Y  ¿qué decía el padre de Vallejo-Nájera? Pues algo terrible: el que era “rojo” lo era porque tenía en su sangre un gen que le llevaba a serlo. Se era “rojo” por un defecto sanguíneo de ahí que el doctor Vallejo – Nájera pretendiera aislar ese gen y para ello llegara a separar a los hijos de las madres “rojas” que hasta en la leche les podían transmitir la rojez. Herr Doktor soñaba con un mundo de hombres y mujeres altos, guapos y rubios y consideraba que los rojos eran hasta “feos”. La ideología modela, según Herr Doktor,  y la fealdad del marxismo creaba hombres feos de alma y de mente. Escribo esto con gran dolor porque el doctor Vallejo - Nájera era un hombre capaz, que había estudiado en Alemania con profesores de la talla de Emil Kraepelin, Hans Walter Gruhle y Gustav Schwalbe de los que tradujo algún libro y escribió también el Tratado de Psiquiatría en 1944, libro de texto para muchas generaciones de psiquiatras; porque era un hombre capaz de ver la belleza de las partituras de Wagner y de escribir Locos egregios, cuyo título utilizó su hijo Juan Antonio para rendir homenaje a su padre con un libro parecido en el que pasaba revista a los locos egregios que en el mundo han sido; porque había nacido en Paredes de Nava, tierra natal de los Berruguete, y, para un servidor, ser palentino es ser buena persona. Sin embargo, es terrible que este palentino no aplicara su inteligencia para ver su error. El gen rojo, doctor Vallejo eran las malas condiciones de vida en las que vivían los trabajadores de la España de su tiempo;  el hambre en que estaba sumida gran parte de la población española; el analfabetismo fomentado por las clases poderosas que mantenía a los obreros en condiciones cuasi animales;  la condena a no poder salir de esa situación social en la que eran poco más que esclavos que, en ocasiones, vivían en condiciones muchos más penosas que los esclavos de Roma. En fin, mein Artz, que las cosas eran más sencillas y no hacía falta andar buscando genes locos como uno de sus pacientes compulsivos - obsesivos. A veces no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y no le perdono esta tozudez, mein liebe Artz, ni aunque, como ya he dicho,  naciera  usted en Paredes de Nava, allí donde la Tierra de Campos va dejando paso a los rebollares que anuncian la presencia en el Horizonte de mis Fuentes Carrionas del alma.



No hay comentarios:

Publicar un comentario